showtime

es hora de la ficción. siento las voces sin comprender lo que dicen y me inquieta, ¿habré olvidado el idioma? me asomo y guardo silencio tras el parabán del desorden, de las versiones perdidas de quien no soy pero pude ser. va siendo hora del despliegue. de convertirme. esta historia me pisa los talones. me sabotea el silencio. si me descuido se me atraviesa. me empuja con el hombro. me zarandea. aquí estoy, me dice. en ella voy yo, y yo estoy en ella. a la vez, se me escapa. no entiendo el juego así que por lo pronto continúo en la vida como si los personajes pudieran acompañarme sin voz y no morir. como si hubiese tiempo.

hay que sobreponerse. hay que perder el miedo. atreverse y ordenar el nudo. que quede bien hecho. bien armado. que no falte cuerda pero que tampoco sobre. como un ocho.

hago falta completa para esta historia. llegó la hora. showtime.

es necesario
contar
el
viaje.

y recuerdo a cinzia y recuerdo a kira y lo sé. la ficción es mentira. que es lo mismo que decir que es en parte verdad. así que me pregunto, más allá de las palabras y el tecleo, ¿qué fragmento de mí anuncia su re-creación?

3 comentarios sobre “showtime

  1. Las certezas caen blandas y al caer nos desnudan.
    Nos movemos en territorios poco ciertos y seguimos escribiendo y también callamos , ya que las realidades y las ficciones se hermanan construyendo nuestro pequeño enorme mundo.

    Tqm

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  2. La ficción es mentira, pero es verdadera. Es decir creíble. En el momento que la creemos se convierte en verdad. El miedo subyace, porque aunque mintamos la escritura desnuda. Así que yes, show-time con todo. No looking back. Re-crear-se.

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  3. Hay tanto del autor en la ficción y a la vez es tal la extrañeza que genera una vez puesta afuera, en la voz, el papel o la pantalla… que detenerse a encontrar cuál parte corresponde a sueño, a visión, a deseo, a pasado y a presente, es un ejercicio inútil. Quizás esa es la salvación a la vez que la condena. Nunca se sabe cuánto de quién hay en cada escrito. Y a la vez, pretender que la ficción no tiene genealogía, es una ilusión. La gran mentira, pues. Un abrazo a las dos! Las quiero.

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